Me imaginaba famosa, viajando por el mundo. O superhéroe, daba igual. No, cantante o actriz no se me ocurrió. Princesa sí, claro, soy mujer después de todo. Me fantaseaba excéntrica, algo loca, especial, y era tímida y silenciosa como una roca. Así se me ocurrió este blog para, bueno, para todo, onda terapia. Me divierto, me reequilibro, y sigo. Ah, me olvidaba! Este es un blog autoreferente.

Ella

Abre la puerta y sale. Se va. Lleva su cápsula. Hace años que la tiene. No recuerda por qué.
Reunidos a la mesa familiar, no comprende. Pero sabe que ya se fue, que ya no está.
Su boca siempre cerrada, y sus enormes ojos negros siempre abiertos.
Se pregunta respuestas imposibles. Analiza pero no comprende. Escucha pero no entiende. Cada tanto, el murmullo de su voz, o una breve sonrisa en educada respuesta. Una barrera infranqueable la separa del mundo, su cápsula.
Vive en un planeta deshabitado. Fantasea, sueña.
Percibe que la ven, escucha que le hablan, pero no está ahí.
A veces ríe. Nunca llora.

La adolescencia la cambia, como cambia casi todo. De a ratos quita la protección, de a ratos deja que algo se le acerquen. Cree que quizá esté comenzando a comprender el lenguaje de los otros. Se relaja, pero de vuelta la lastiman. Calla y cierra su muro.

Sus ojos, miran sin buscar, fijos en un punto inexistente de su planeta deshabitado. Su boca permanece cerrada.  Transita líneas trazadas por antiguos patrones, buscando ahí sus respuestas. Con el tiempo vuelve a confiar, vuelve a hablar, vuelve a creer que quizá alguna tribu sea su tribu. Cumple todas las reglas, todos los ritos, todas las convenciones. El mundo de las palabras es igualmente un mundo vacío. Más vacío.

Pero percibe otras realidades. Las añora sin haberlas conocido.
Hasta que es abducida. Una fuerza arrolladora la arranca del planeta tierra. Casi sin su voluntad, casi sin su comprensión.
Pero comprende.
Rompe todo y se va. Esta vez no camina sin rumbo. Corre a su destino.
La cápsula, desaparece para siempre. Sus ojos ven y su boca comunica.
Vive, ama, goza,  reboza alegría, sufre, llora, goza, ama, idolatra, se eleva, analiza, entiende, se vincula, sufre, ama. Es pletórica. Es.
Existir adquiere un sentido. Ya no mira sin ver. Ya no calla.
O sí.
Pero habla, y sufre. No se protege. Esta vez se deja lastimar, porque lastimó. Hay un sentido. Sufre, ama. Está viva.

Y la fuerza de abducción la suelta.
Cae abruptamente sobre su planeta deshabitado. Le duele. Llora. Está nuevamente sola. Ama, pero está sola. Vive, pero está sola.
Su boca se vuelve a cerrar, sus grandes ojos negros, tan abiertos, no miran.
Toma su cápsula y se guarece.

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