Me imaginaba famosa, viajando por el mundo. O superhéroe, daba igual. No, cantante o actriz no se me ocurrió. Princesa sí, claro, soy mujer después de todo. Me fantaseaba excéntrica, algo loca, especial, y era tímida y silenciosa como una roca. Así se me ocurrió este blog para, bueno, para todo, onda terapia. Me divierto, me reequilibro, y sigo. Ah, me olvidaba! Este es un blog autoreferente.
Me imaginaba famosa, viajando por el mundo. O superhéroe, daba igual. No, cantante o actriz no se me ocurrió. Princesa sí, claro, soy mujer después de todo. Me fantaseaba excéntrica, algo loca, especial, y era tímida y silenciosa como una roca. Así se me ocurrió este blog para, bueno, para todo, onda terapia. Me divierto, me reequilibro, y sigo. Ah, me olvidaba! Este es un blog autoreferente.
IDENTIDAD
Es que estoy en ese camino.
Sé que todo lo que hacemos es lo que queremos hacer.
Entonces si yo hice una vida chata es porque elegí vivir así. Aún cuando quería volar y también quien estaba conmigo quería -más aún que yo- que voláramos.
Tengo distintas inhibiciones al respecto:
Volar pero no llegar alto. O tratar y no lograr siquiera levantar vuelo... peor !!!
Volar, lograrlo, y perder el contacto con los que no vuelan... porque pocos quieren realmente volar.
Yo lo entiendo, hasta para mí es mejor no volar...
Pero quiero volar....
O más bien, demostraré si quiero hacerlo o no si lo hago. Así de simple.
Hasta ahora es evidente que nunca QUISE hacerlo, porque de hecho acá estoy, con los pies bien en la tierra... incluso un tiempo estuve algo más abajo, en un pequeño charco lodoso.
Es un poco terrible (o más bien muy grave) haber dejado pasar tantos años sin buscar realmente mi verdadera identidad.
Es que es difícil mirarse. Es difícil encontrarse.
Y a veces nos sentimos suficientemente bien como estamos y no nos movemos. Eso me pasó a mí, a nosotros nos pasó eso. Nos quedamos quietos. Hasta que fue evidente que era un error.
Duele pero acá estoy. Tratando de caminar un camino que sea mi camino.
Que contenga y desarrolle mi verdadera identidad.
Y después de eso, ojalá guste.
Porque tratar de adecuarse a otro, por más buenas intenciones que eso suponga, es obvio que no sirve. Al menos fue obvio para mí. No sirvió.
Tendré que recorrer mi camino.
Verme en él, con todo lo que tenga de lindo y de feo, y desde él relacionarme -o no- con el mundo.
Sólo así mis relaciones serán auténticas. (Eso lo aprendí, una vez más en vi vida, de vuelta hoy)
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