Se lo pasó
“Sirvo para protegerte del soy y
también del agua
Para ser de apoyo e incluso de
arma;
Todo eso y quizá más
Y sin embargo siempre, en algún
lugar
Me olvidás”
Gris A Cuadros terminó de leer y miró a su
amigo con cara de preocupación:
-Viejo estás deprimido
-Humm; dijo Mango De Madera, y siguió con la
mirada perdida
-No no viejo, así no son las cosas! Es
simplemente nuestra misión en la vida
-Que nos dejen tirados por ahí?
-No, que puedan olvidarse de nosotros, que no
tengan una preocupación más sino una menos
-Tu optimismo me resulta patético
Gris A Cuadros estaba decidido a sacar a su
amigo de ese estado y optó por pasar por alto el comentario. En cambio, insistió:
-A ver…, nunca escuchaste a uno desesperado
porque se había dejado olvidado a su compañero?
-Bueno, sí; admitió Mango De Madera al rato;
pero…
-Estoy seguro de que eso pasa cada vez, y
pasó con vos y conmigo
Ahora el que estaba decidido a mantener su
punto era Mango De Madera, y reforzó la apuesta:
-Y los Cortitos? Nunca los viste destrozados
en la calle de a montones? Esas imágenes son
desoladoras. Y no veo a nadie
llorando por ellos! Todos terminamos igual, los Cortitos son la prueba!
Había alzado la voz y sus colores ya relucían
con el enojo
-Jajaaa, cuando querés discutir sos un tipo
interesante amigo!
Ambos sonrieron, Mango De Madera apenas (era
cierto que discutir siempre lo ponía de buen humor, y más ganar un punto) y
Gris A Cuadros relajado.
Eso sí, un segundo después las expresiones de
los dos fueron idénticas.
Miraban pasar a Animal Print, tan sexy y felina
como siempre, charlando animadamente con la finísima Azul Francia A Pintitas
Beige.
-Así sí vale la pena vivir, afirmó categórico
Gris A Cuadros y contuvo su impulso de salir tras de ellas para quedarse con su
amigo y asegurarse que siguiera bien.
A Mango De Madera, bastante mayor que su
amigo, esa imagen le hizo evocar los buenos tiempos y al rato estaba con su
pasatiempo favorito, hablando de sus nietos
-El otro día estaban Rosa Con Princesas y
Celeste Con Autitos desparramados en medio del jardín y cuando me acerqué
asustado vi que estaban muertos de risa contándose sus aventuras. Segurísimos
de que en cualquier momento les iba a tocar salir a jugar a ser espadas, o
baldes, o la parte fundamental de alguna espectacular nave espacial.
-Es así mi viejo amigo, estamos para hacerlos
felices. Esa es nuestra misión.
Salieron a la lluvia.
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